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Volar directamente hacía una de las fuerzas destructivas más poderosas de la naturaleza podría parecer para las personas del común una misión suicida, pero es el día a día de los cazadores de huracanes a bordo de los WP-3D Orion de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos (NOAA).
Estos hombres y mujeres altamente capacitados vuelan directamente hacia las tormentas en estos aviones repletos de sensores para recopilar datos pronosticadores que se necesitan para monitorear los huracanes y predecir su trayectoria, llegando incluso a mirar directamente el ojo de este monstruo formado por la naturaleza.

Las misiones de los cazadores de huracanes generalmente tienen una duración de 10 horas, tiempo en el cual el avión permanece en condiciones climáticas adversas que un piloto normalmente evitaría a toda costa. Visibilidad reducida, nubes inclementes, bandas de lluvia, corrientes ascendentes y descendentes y fuertes turbulencias son las condiciones predominantes al volar en medio de un huracán y que ponen a prueba el entrenamiento de los pilotos de estos aviones.
Es por esto que a pesar de que la temporada de huracanes tiene sólo seis meses de duración, las tripulaciones de los WP-3D se mantienen en constante entrenamiento durante todo el año con el fin de perfeccionar sus habilidades y para manejar cualquier situación que pueda ocurrir durante el vuelo dentro de uno de estos monstruos.

Los aviones EP-3W de la NOAA, destacados en la Base Aérea MacDill AFB en Tampa, Florida; son aviones antisubmarinos modificados para portar los más avanzados instrumentos científicos con los cuales los expertos meteorólogos analizan el comportamiento de las tormentas y pueden predecir su desplazamiento.

Estos aviones llevan entre seis y quince personas, incluyendo la tripulación de vuelo (comandante de la aeronave, copiloto, ingeniero de vuelo, navegante, y los técnicos eléctricos) junto a la tripulación del especialistas en meteorología (meteorólogo de vuelo, científico principal del proyecto, un especialista en la física de las nubes, especialista en radar, y los operadores de sondas)

El propósito principal estas misiones de reconocimiento es realizar un seguimiento del centro de la circulación del huracán y medir los vientos máximos, evaluar el tamaño de la tormenta, la estructura, el desarrollo de la misma y otros datos críticos que son claves en determinar la amenaza del huracán y que no se pueden obtener desde un satélite.

La Fuerza Aérea de los Estados Unidos también tiene una unidad cazahuracanes

El 53th Escuadrón de Reconocimiento Meteorológico de la Reserva de la Fuerza Aérea, es la única unidad operativa militar de reconocimiento meteorológico del mundo, está basado en la Base de la Fuerza Aérea de Keesler en Biloxi, Mississippi; la mayoría de los vuelos de reconocimiento meteorológico se originan allí. El término "cazadores de huracanes" fue aplicado primero a sus misiones en 1946.

Los cazadores de huracanes del USAFR realizan misiones meteorológicas en medio del Océano Atlántico, y en ocasiones han volado en tifones en el Océano Pacífico y recopilado datos en tormentas de invierno.

Los cazadores de huracanes 53d WRS operan diez aviones Lockheed WC-130J, que vuelan directamente a los huracanes, típicamente penetrando el ojo del huracán varias veces por misión a altitudes entre 150 m y 10.000 pies.

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