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La Fuerza Aérea Brasileña ha reactivado las negociaciones para la adquisición de cazas Saab Gripen C/D de segunda mano como solución provisional ante el retraso acumulado en la entrega de su nueva flota de aviones de combate Gripen E/F. Según información publicada por el diario Folha de S.Paulo, la institución está estudiando la compra de hasta 12 unidades del modelo C/D, en paralelo a la continuación del programa principal F-X2. La medida se produce en un contexto de creciente preocupación por el vacío de capacidades que podría enfrentar la defensa aérea nacional brasileña durante la transición entre aeronaves.

El proyecto Gripen E/F, firmado en 2014 entre Brasil y Suecia, contemplaba inicialmente 36 aeronaves de nueva generación (28 monoplazas F-39E y 8 biplazas F-39F), con entrega final prevista para 2024. Sin embargo, problemas presupuestarios internos han causado múltiples revisiones al cronograma. Actualmente, solo 10 unidades han sido entregadas, y se prevé que el último avión no estará disponible hasta 2032.

Mientras tanto, los cazas más antiguos (los F-5M modernizados y los AMX A-1) se acercan al final de su vida operativa. La retirada progresiva de estas aeronaves amenaza con dejar un hueco estratégico importante en las capacidades de defensa aérea y ataque a tierra de la FAB, especialmente si no se concreta una solución de transición.

Las conversaciones sobre la compra de Gripen C/D usados se intensificaron tras la visita del comandante de la FAB, brigadier Marcelo Kanitz Damasceno, a Estocolmo el 16 de septiembre. Allí, el jefe militar se reunió con el ministro de Defensa sueco, Pål Jonson, en el marco de una cooperación bilateral reforzada. Aunque la declaración conjunta firmada entre ambos países se centró en la adquisición sueca de aviones Embraer C-390 Millennium, no abordó explícitamente la posible venta de los cazas usados.

Según analistas, el silencio público de Saab y de los gobiernos involucrados refleja la complejidad política de esta operación. Desde su incorporación a la OTAN en 2024, Suecia ha priorizado la preparación interna, aunque recientemente voceros del gobierno sueco han hablado sobre transferencias de sus Gripen C/D a países aliados como Ucrania. Actualmente, se estima que menos de 70 de los 96 aviones de este modelo en existencia están operativos, y se ha encargado un lote de 60 Gripen E/F para reemplazarlos a largo plazo. Esto limita la disponibilidad de unidades para exportación sin afectar la capacidad defensiva sueca.

Ante la incertidumbre con los cazas suecos, la FAB también ha explorado otras opciones. Entre ellas, la compra de cazas F-16 Fighting Falcon usados ofrecidos por Estados Unidos, la cual se presenta como la alternativa más inmediata y fácil de adquirir. Aunque operativamente viable, esta decisión implicaría un giro político significativo, al romper la continuidad estratégica con el Gripen como eje de la aviación de combate brasileña.

Otras alternativas, aún en etapas preliminares, incluyen el HAL Tejas indio, el Leonardo M-346 italiano en configuración de combate, y el J-10CE chino, cuyo ofrecimiento estuvo vinculado a negociaciones sobre el acceso al Centro Espacial de Alcântara, en Maranhão. Sin embargo, cualquiera de estas soluciones implicaría introducir una nueva línea logística y de entrenamiento, lo que aumentaría los costos operativos y complicaría la estandarización de la flota.

La estrategia militar brasileña, definida por normativa interna, busca mantener entre dos y tres familias de cazas en servicio. Actualmente, con el retiro de los F-5M y los A-1, y la entrada gradual del Gripen E/F, incorporar un modelo totalmente distinto supondría un riesgo logístico significativo.

La FAB ha propuesto un modelo híbrido: adquirir un pequeño número de nuevos Gripen E/F producidos en Brasil, complementados por una docena de C/D usados suecos. Esta fórmula permitiría mantener la continuidad operativa, aprovechar las inversiones ya realizadas en infraestructura y formación, y evitar la introducción de una plataforma totalmente nueva.

No obstante, la propuesta enfrenta serios obstáculos financieros. Alcanzar el objetivo original de 50 Gripen (14 más que los 36 contratados) requeriría aproximadamente 5.000 millones de reales adicionales, una cifra que las autoridades consideran inviable en el contexto fiscal actual. A esto se suman los costos acumulados por las sucesivas adendas contractuales (ya son doce) que han encarecido el programa en más del 13%, según la FAB.

En términos operativos, el principal riesgo señalado por el Alto Mando es la pérdida de capacidad aérea en el corto plazo. El retiro inminente de los A-1 y el desgaste natural de los F-5M dejarán a la FAB sin plataformas suficientes para cumplir misiones de defensa aérea y ataque de precisión si no se concretan refuerzos provisionales.

La situación remite a la experiencia vivida entre 2006 y 2013, cuando Brasil adquirió 12 Mirage 2000 franceses de segunda mano para cubrir la brecha dejada por los Mirage III. Aquella solución temporal permitió mantener la capacidad de interceptación hasta el arribo del Gripen, aunque la retirada de los Mirage 2000 no fue inmediatamente compensada.
Brasil estudia la compra de aviones Saab Gripen C/D usados para sustituir a los antiguos cazas F-5 y AMX
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