Alemania se prepara para encargar 15 cazas furtivos F-35A Lightning II adicionales a Lockheed Martin, una compra valorada en aproximadamente 2.500 millones de euros (2.9 mil millones de dólares), según adelantó la revista Der Spiegel, citando fuentes parlamentarias. La propuesta, presentada de forma confidencial ante la Comisión de Presupuestos del Bundestag, contempla una “adquisición complementaria” destinada a reforzar la modernización de la Luftwaffe dentro del marco de la política de “Zeitenwende”, la transformación estratégica impulsada tras la invasión rusa de Ucrania.
El pedido ampliaría el contrato inicial de 35 F-35A firmado en 2022 —destinado a sustituir a la envejecida flota de Panavia Tornado IDS— y elevaría el número total de aeronaves previstas a 50 unidades. El Tornado, en servicio desde la década de 1980, sigue siendo actualmente el avión encargado de cumplir con la misión de disuasión nuclear compartida de la OTAN desde la base aérea de Büchel, en Renania-Palatinado.
Los trabajos de adecuación de la base ya están en marcha, incluyendo la construcción de refugios endurecidos, nuevas infraestructuras de comunicaciones seguras y la modernización de los sistemas de seguridad nuclear necesarios para operar el F-35A. Berlín espera recibir sus primeros cazas en la segunda mitad de 2026, alcanzando la capacidad operativa plena hacia finales de la década.
El nuevo pedido, que aún debe ser evaluado por la Comisión de Presupuestos del Bundestag antes de iniciar las negociaciones con Lockheed Martin y el Gobierno de Estados Unidos, podría financiarse con los fondos remanentes del fondo especial de defensa de 100.000 millones de euros aprobado en 2022. En caso de obtener luz verde, las entregas adicionales se producirían en la primera mitad de la década de 2030.
La posible adquisición se suma al reciente anuncio de 20 nuevos Eurofighter Typhoon Tranche 5, confirmados por el Ministerio de Defensa alemán y que elevarán la flota total de Eurofighter por encima de las 160 unidades. Estos aparatos se construirán en Manching (cerca de Múnich) entre 2031 y 2034, y formarán parte de una estrategia dual: mantener una sólida capacidad de combate europea mientras se integra tecnología estadounidense de quinta generación. Además, Berlín prepara un contrato de 1.200 millones de euros con Saab para el desarrollo del Eurofighter EK, versión especializada en guerra electrónica.
El ministro de Defensa, Boris Pistorius, ha reiterado en varias ocasiones la necesidad de fortalecer la disuasión y la preparación operativa de Alemania dentro de la OTAN, asegurando la disponibilidad de aeronaves suficientes para misiones de entrenamiento, mantenimiento y operaciones de alerta nuclear. La ampliación del pedido del F-35 responde a esa lógica: disponer de reservas operativas que garanticen la continuidad de la misión nuclear aliada sin afectar la formación ni la disponibilidad en combate.
Sin embargo, la iniciativa podría reavivar el debate sobre la dependencia alemana de plataformas estadounidenses en detrimento de la autonomía industrial europea, especialmente dado que Berlín continúa siendo un socio clave del programa FCAS (Future Combat Air System) junto a Francia y España. Este ambicioso proyecto, que busca desarrollar el caza de nueva generación europeo y sus sistemas no tripulados asociados, aspira precisamente a reducir la dependencia estratégica del material militar estadounidense en el largo plazo.
Con esta nueva adquisición, Alemania consolidaría su papel como uno de los principales operadores europeos del F-35, al tiempo que refuerza su posición en el marco de la OTAN y asegura la transición gradual de su flota de combate hacia una combinación de capacidades europeas y transatlánticas. El movimiento refleja la nueva realidad de defensa del continente: una Europa que, ante el desafío ruso, acelera su rearme sin abandonar su compromiso con la interoperabilidad aliada.
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| Alemania planea adquirir 15 cazas F-35A adicionales y elevar su futura flota a 50 aeronaves |


