La Fuerza Aérea del Perú (FAP) ha estado avanzado en uno de los proyectos más complejos y estratégicos de los últimos años: la selección de un nuevo avión de superioridad aérea que reemplazará la envejecida flota de aviones de combate. Tras más de una década de estudios y planeamientos, el proceso de selección ha alcanzado una etapa crítica, con tres fabricantes finalistas compitiendo por el contrato: el Gripen E/F de SAAB (Suecia), el F-16 Block 70 de Lockheed Martin (Estados Unidos) y el Rafale F3 de Dassault Aviation (Francia).
En una reciente entrevista, el Comandante General de la Fuerza Aérea del Perú (FAP), General Carlos Chávez Cateriano, abordó en profundidad el proceso de adquisición de nuevos aviones de combate, un proyecto que, aunque es fundamental para la defensa nacional, ha enfrentado múltiples demoras y obstáculos en sus 12 años de planeamiento. Según Chávez, la renovación de estos sistemas de defensa no es un lujo ni un gasto arbitrario, sino una necesidad crítica, especialmente en un contexto donde la obsolescencia de la actual flota amenaza con limitar la capacidad operativa de la FAP.
Chávez enfatizó que la defensa nacional es una tarea permanente, y que el proyecto de adquisición, que implica un presupuesto estimado en 3,500 millones de dólares, se ha desarrollado en función de un análisis a largo plazo. Este análisis, iniciado hace más de una década, busca reemplazar aviones que están próximos a culminar su vida útil, como los Mirage 2000 adquiridos hace 40 años y otros sistemas comprados de segunda mano en los años noventa. La importancia de esta renovación es clara en términos de continuidad y efectividad operativa, ya que estos aviones, que han sido pieza clave en la defensa aérea del país, necesitan ser reemplazados por modelos modernos capaces de responder a amenazas contemporáneas.
El proceso de adquisición de los nuevos aviones ha estado marcado por la intervención de factores políticos que han frenado su avance en varias ocasiones. Como señaló Chávez, las decisiones sobre adquisiciones militares en el Perú no están exclusivamente en manos de las Fuerzas Armadas; requieren la aprobación política del gobierno, el cual puede decidir posponer o rechazar ciertos proyectos de acuerdo con sus prioridades.
Este componente político ha sido especialmente visible en un debate reciente, donde las críticas y cuestionamientos, incluyendo los de medios de comunicación como Perú 21, han suscitado la citación del ministro de Defensa Walter Astudillo al Congreso.
Ante las críticas mediáticas, Chávez ha sido contundente en su defensa de la transparencia del proceso. Según el Comandante General, aún no se ha seleccionado un modelo específico ni se ha determinado un ganador, a pesar de que se ha reducido la lista de opciones a tres fabricantes principales: SAAB de Suecia, Lockheed Martin de Estados Unidos y Dassault Aviation de Francia.
Cada una de estas compañías fue invitada a presentar propuestas preliminares en base a criterios operativos y económicos específicos para la realidad peruana. Chávez aclaró que, aunque representantes de estas empresas han visitado el Ministerio de Defensa, el proceso de adquisición aún no ha llegado a una etapa formal de licitación, y se espera que la decisión final sea tomada solo después de que se apruebe el presupuesto en el Congreso (Ley de Endeudamiento del año 2025, que va a tener lugar en la última semana de este mes de noviembre).
La estructura de financiamiento propuesta para esta compra también es un aspecto notable en el plan de la FAP, diseñado para no afectar la economía nacional de manera inmediata. En lugar de realizar un pago único de 3,500 millones de dólares, el proyecto plantea un esquema de financiamiento a largo plazo, de entre 18 y 25 años, que incluye la emisión de bonos soberanos y otros instrumentos de deuda. Este método, según explicó Chávez, permitirá que los pagos se distribuyan en el tiempo, mitigando el impacto financiero y asegurando que la FAP pueda avanzar en la renovación de su flota sin comprometer el presupuesto nacional de manera significativa.
Para evitar los problemas de corrupción y malas prácticas en adquisiciones pasadas, Chávez destacó que la FAP ha eliminado el uso de intermediarios en sus negociaciones con proveedores internacionales. Este cambio estructural busca minimizar riesgos y mejorar la eficiencia del proceso, permitiendo que las negociaciones se realicen directamente con los fabricantes en sus países de origen. Además, la FAP tiene previsto solicitar la presencia de la Contraloría General de la República en cada etapa del proceso, lo cual asegura una supervisión continua y refuerza la transparencia en la adquisición de estos sistemas estratégicos.
La complejidad de este proyecto también radica en el contexto geopolítico y económico que enfrenta el Perú, donde las necesidades de defensa deben equilibrarse cuidadosamente con los recursos disponibles y las realidades políticas. Las autoridades militares han argumentado que los aviones nuevos ofrecen una durabilidad de hasta 40 años, lo que contrasta con los aviones usados, como los MIG-29 y Sukhoi-25, adquiridos en décadas pasadas. A pesar de su efectividad inicial, estos sistemas han alcanzado su vida útil y ya no pueden cumplir con los estándares de operatividad requeridos en un entorno de defensa que se vuelve cada vez más exigente y tecnológico.
El trío de aviones pre-seleccionados por Perú representa lo último en tecnología de combate y responde a las necesidades estratégicas de la FAP, aunque cada uno ofrece características particulares que podrían influir en la decisión final. La selección final aún está en proceso, pero la decisión se prevé para después de que el Congreso apruebe el presupuesto y que se surtan los estudios completos, con una toma de decisión presupuestada para mediados de 2025.
El SAAB Gripen E/F, ofrecido por la empresa sueca SAAB, se destaca por su diseño eficiente en costos y su alta operatividad. Con una larga trayectoria en países como Suecia y Brasil, el Gripen E/F ha sido diseñado para operar en entornos desafiantes y tiene la ventaja de costos operativos relativamente bajos en comparación con otros cazas de su categoría. Además, el Gripen incorpora una estructura modular que facilita el mantenimiento y permite actualizaciones de hardware y software, lo cual le confiere un ciclo de vida prolongado.
Para Perú, una ventaja clave del Gripen radica en su capacidad de operación a bajo costo y en la posibilidad de integrarse con sistemas de defensa de países vecinos que también utilizan esta aeronave, promoviendo una posible interoperabilidad en la región. SAAB ha ofrecido, además, un paquete de transferencia tecnológica que beneficiaría a la industria de defensa peruana, permitiendo ensamblaje local de ciertas partes y entrenamiento especializado.
El F-16 Block 70/72, de la estadounidense Lockheed Martin, es un modelo ampliamente probado y utilizado en varias fuerzas aéreas en todo el mundo, incluida la Fuerza Aérea de los Estados Unidos. Este modelo ofrece capacidades de combate avanzadas, una cabina moderna y sensores de última generación, incluyendo el radar AESA (Active Electronically Scanned Array), que permite un seguimiento preciso de objetivos múltiples.
La experiencia de Lockheed Martin en el mercado internacional convierte al F-16 en una opción atractiva debido a su historial de rendimiento probado y sus capacidades operativas de largo alcance. Además, el F-16 tiene la ventaja de una amplia red de soporte logístico a nivel mundial, lo que facilita la adquisición de repuestos y mantenimiento.
Por último, el Dassault Rafale, fabricado por la empresa francesa Dassault Aviation, es otro de los finalistas. Este caza multipropósito es conocido por su capacidad de realizar misiones aire-aire, aire-tierra y de reconocimiento con alto nivel de autonomía. El Rafale, actualmente en uso en la Fuerza Aérea y la Marina de Francia, ha demostrado su efectividad en escenarios de combate reales en Medio Oriente y África, lo que lo convierte en un candidato con alta fiabilidad operativa.
El Rafale también incluye el radar AESA y un conjunto avanzado de sistemas de guerra electrónica, lo que lo hace especialmente efectivo en situaciones de alta complejidad táctica. Además, Dassault ha ofrecido un esquema de compensaciones industriales y transferencia tecnológica que podría fortalecer la industria de defensa local. Sin embargo, su alto costo inicial es uno de los factores más debatidos, ya que podría exigir un compromiso financiero significativo para el Estado peruano.
La decisión final entre estos tres modelos no solo dependerá de sus capacidades técnicas, sino también de factores geopolíticos, financieros y de sostenibilidad a largo plazo. La FAP ha manifestado su interés en un avión que no solo brinde una solución inmediata a la defensa aérea, sino que también ofrezca un ciclo de vida extendido y costos de operación manejables en el tiempo.
El Comandante General de la FAP, General Carlos Chávez Cateriano, ha subrayado la importancia de mantener un proceso transparente y ha señalado que la adquisición de un modelo u otro dependerá no solo del rendimiento de cada caza en simulaciones y evaluaciones técnicas, sino también de la viabilidad financiera y las condiciones de pago propuestas por los fabricantes. Se espera que el esquema de financiamiento, que incluye pagos a largo plazo, permita al Perú asumir esta inversión sin comprometer la economía nacional de manera inmediata.
La decisión entre el SAAB Gripen, el F-16 y el Dassault Rafale será un momento crucial para la Fuerza Aérea del Perú. Este proceso representa un esfuerzo por fortalecer la capacidad de defensa del país en un entorno cada vez más complejo y competitivo, donde la capacidad de respuesta y el mantenimiento de una flota moderna son esenciales para garantizar la seguridad nacional a largo plazo.
La Fuerza Aérea del Perú decide entre el Gripen, F-16 y Rafale para elegir su nuevo avión de combate |