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El Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos (SIMCI) de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) reporta una reducción del 7 % en el área sembrada con coca en el país, pasando de 154.000 hectáreas (ha) en 2019 a 143.000 ha en 2020. Pese a esto, la capacidad de obtención de cocaína por hectárea se ha incrementado en los últimos años a pesar de la reducción del área sembrada.

La tendencia a la reducción que inició en el 2017 está relacionada con reducciones sostenidas en los últimos tres años principalmente en Nariño, Putumayo y Caquetá al sur del país y en la región oriental, incluyendo Meta, Vichada y Guainía.

De los 20 departamentos afectados por cultivos de coca, solo cuatro -Antioquia, Córdoba y Bolívar y Chocó- tuvieron un incremento significativo en 2020. En efecto, los cultivos de coca en la región central, que incluye a Antioquia, Córdoba y Bolívar; aumentaron 24 %.

En 2020, el potencial de producción de clorhidrato de cocaína pura alcanzó 1.228 toneladas. La producción estimada de hoja de coca fue de 997.300 toneladas métricas (tm) y en relación con la productividad del cultivo, a nivel nacional, el rendimiento anual de hoja de coca por hectárea se determinó en 6,4 tm/ha/año.

En este aspecto es interesante entender que existen cuatro factores que inciden en la producción de cocaína: el primero es el área sembrada con coca; el segundo es la cantidad de alcaloide que se produce en cada hectárea; el tercero es la capacidad de extraer ese alcaloide de la hoja para convertirlo en pasta o base de cocaína y el cuarto es la capacidad de transformar esa pasta o base en clorhidrato de cocaína. El primer factor viene bajando, pero los otros tres están aumentando.

Respecto a las áreas de manejo especial, el 29 % del área con coca en 2020 se concentró en Parques Nacionales Naturales, Tierras de las Comunidades Negras y Resguardos Indígenas. De estas tres, solo se observa un leve incremento en Parques Nacionales Naturales. Catatumbo-Barí continúa siendo el parque natural con mayor afectación.

Desde hace cinco años se consolida una tendencia a la concentración de los cultivos de coca particularmente en zonas de frontera y en zonas geoestratégicas para el tráfico de cocaína. Cuando esta concentración se estabiliza por cuatro años o más se establece un enclave productivo. En 2019 se habían detectado siete enclaves; en 2020 se consolidan dos nuevos enclaves (San Pablo-Taracué en Bolívar y Orito-Vides en Putumayo). Los enclaves productivos ocupan el 16 % del territorio afectado y contienen el 40,5 % de la coca.

Es importante destacar que en el 62 % del territorio que mostró tendencia a la reducción no se registró ningún tipo de intervención, lo que indica que existen múltiples factores que pueden estar direccionando la tendencia a la reducción.
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