El portaaviones HMS Queen Elizabeth, el buque de guerra más grande jamás construido por el Reino Unido y nuevo buque insignia de la Royal Navy, zarpó ayer del puerto de Rosyth, en el sureste de Escocia, para llevar a cabo sus primeras maniobras y pruebas de mar.
El navío, de 280 metros de eslora y 65.000 toneladas de desplazamiento, partió de Rosyth y pasará sus primeras seis semanas de navegación en el mar del Norte y en el fiordo de Moray realizando pruebas de todos sus sistemas principales, antes de visitar su futura base de Portsmouth, en el sur de Inglaterra, y de poner rumbo, en octubre de 2018, a la costa este de Estados Unidos.
El buque, bautizado en honor a la reina de Inglaterra, contará con una tripulación inicial de 700 marinos que crecerá hasta los 1.600 cuando se embarquen los aviones, helicópteros y estén plenamente operativos para su despliegue. Entre las aeronaves que operarán desde este portaaviones estarán los polémicos cazas sigilosos F-35B Lightning II, fabricados por Lockheed Martin.
Por su parte el ministro de Defensa británico, Sir Michael Fallon, el momento de la primera singladura del Queen Elizabeth aseguró que: “Este es un momento histórico para el Reino Unido. Esta fortaleza flotante es con mucho la nave más poderosa jamás construida en Gran Bretaña y nos permitirá hacer frente a múltiples y cambiantes amenazas en todo el mundo”.
Al buque, que tardó ocho años en construirse en los astilleros de Rosyth, se le sumará, dentro de ocho años, un nuevo portaaviones, el HMS "Prince of Wales", con capacidad para 36 aviones y cuatro helicópteros. El coste de ambos navíos se estima en torno a los 6.000 millones de libras (7.650 millones de euros).
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