Stratolaunch Systems, una compañía propiedad del cofundador de Microsoft Paul Allen, ha presentado esta semana su gigantesco avión suborbital, un mastodonte volador que es la última aportación del sector privado a la carrera espacial.
Sin un nombre definido aún, el aparato tiene una envergadura de 117 metros, lo que lo convierte en la mayor aeronave jamás construida, por delante incluso del gigantesco avión soviético y de origen ucraniano Antonov An-225, en cuya panza han llegado a viajar incluso trenes completos.
Aunque hasta ahora las imágenes del proyecto eran casi secretas, Stratolaunch ha decidido salir a la luz y realizar una pequeña presentación a periodistas para demostrar las bondades de este sistema, que pretende competir en coste con el actual líder del mercado cuando de lo que se trata es de poner aparatos en órbita: Space X.
Esta última compañía, impulsada por Elon Musk, ha diseñado una nueva generación de cohetes más baratos y cuya última etapa es capaz de aterrizar de nuevo sana y salva, para ser luego reutilizada. También Richard Branson quiere llevar objetos al espacio a un precio razonable con su compañía Virgin Galactic, y Jeff Bezos (de Amazon) cuenta con su propia empresa, Blue Origin.
Para ganar a todos ellos, Stratolaunch se olvida de los cohetes y utiliza su gigantesca nave a modo de nodriza. El aparato, con dos fuselajes paralelos, es capaz de elevarse a una altitud estratosférica y desde allí lanzar varios satélites en un solo vuelo, sin que el mal tiempo pueda cancelar la operación y con menor uso de combustible. Hay además una ventaja adicional: este avión permite que los satélites se sitúen en su posición de forma casi directa, sin apenas necesidad de maniobras orbitales.
El avión ha sido diseñado para llevar no menos de 250 toneladas, tanto de carga como de propulsores, lo que lo sitúa a la par del actual líder del mercado, Space X. En la actualidad el ensamblaje del aparato se ha terminado en cerca de un 76%, y aunque aún faltan por instalar los motores y la sección de cola, la fabricante espera tenerlo listo para volar en servicios comerciales antes de 2020.
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