La Secretaría de Marina–Armada de México se alista para emprender uno de los proyectos navales más ambiciosos de los últimos años: la construcción de siete nuevos Buques de Vigilancia Oceánica (BVO), que sustituirán a patrulleros obsoletos con más de ocho décadas de servicio.
La iniciativa fue revelada a través de un programa de inversión pública registrado ante la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), el cual contempla una inversión de 11,539 millones de pesos mexicanos, equivalentes a aproximadamente 600 millones de dólares, a ser ejercidos en el periodo 2025-2029.
Los nuevos patrulleros estarán destinados a operaciones en la zona marítima jurisdiccional de las Regiones Navales 2, 4, 6 y 8, que cubren los estados de Baja California, Baja California Sur, Sonora, Sinaloa y Nayarit. Esta región estratégica actualmente cuenta con siete buques de patrullaje que serán retirados del servicio debido a su avanzada edad y deterioro operativo.
Se trata de las unidades ARM “Álvarez” (PO-108), ARM “Matamoros” (PO-117), ARM “Vallarta” (PO-113), ARM “Escobedo” (PO-103), ARM “Doblado” (PI-104), ARM “Farías” (PO-110) y ARM “Barrera” (PO-102), todas ellas originalmente construidas por la Armada de Estados Unidos entre 1942 y 1944, y transferidas a México entre 1972 y 1973.
Cuando fueron adquiridas, estas embarcaciones aún mantenían un índice de funcionalidad de 83%. No obstante, pese a una actualización parcial de sus sistemas propulsores entre 1997 y 2002, actualmente enfrentan una funcionalidad operativa reducida a 45%, con una obsolescencia tecnológica promedio de 14 años, y un tiempo promedio de servicio de 81 años. Esta situación, señala el documento oficial, afecta de forma crítica su capacidad para cubrir la demanda operativa de 459,463 millas náuticas en las regiones designadas.
El uso prolongado de estos buques, agrega el informe, “reduce la capacidad de respuesta de la Armada debido a sus limitaciones operativas y aumenta la dependencia de otros activos como aviones o helicópteros”.
Los nuevos Buques de Vigilancia Oceánica contarán con una eslora de 88 metros, manga de 11 metros y un puntal de 5.6 metros. Su casco será construido en acero al carbono, con un sistema de propulsión diésel-eléctrica, lo que representa una mejora significativa frente a generaciones anteriores. Si bien no se ha confirmado oficialmente la clase, las dimensiones y configuración indican un desarrollo derivado de la clase Oaxaca, con mejoras en tecnología y capacidades operativas.
Cada unidad contará con cubierta de vuelo y hangar para operar un helicóptero, además de espacio y sistemas para desplegar lanchas interceptoras rápidas. Este diseño responde al concepto operativo trinomio (Buque–Helicóptero–Lancha Interceptora Rápida), con capacidad de realizar operaciones conjuntas de vigilancia, interdicción y rescate.
La autonomía de navegación será de 20 días, con un alcance operativo de hasta 5,760 millas náuticas. Adicionalmente, los nuevos buques estarán habilitados para el uso de vehículos aéreos no tripulados (UAV) y equipados con un sistema de sonar remolcado tipo SIVISO (Sistema de Vigilancia Marítima por Sonar), desarrollado por la Unidad de Investigación y Desarrollo Tecnológico de la Secretaría de Marina (UNINDETEC).
La construcción de estas unidades será realizada en los Astilleros de Marina Núm. 2, en Tampico, Tamaulipas, y Núm. 1, en Salina Cruz, Oaxaca, que ya cuentan con la experiencia y capacidad técnica necesarias tras haber construido unidades similares en años recientes.
El proyecto también implica importantes beneficios económicos para el Estado mexicano. Se estima un ahorro de 94,803 millones de pesos (cerca de 500 millones de dólares) en gastos operativos acumulados de los actuales siete patrulleros obsoletos, lo que reforzaría la sostenibilidad financiera del programa en el largo plazo.
La Secretaría de Marina – Armada de México destaca que esta nueva generación de patrulleros permitirá “incrementar y hacer eficiente la oferta de operaciones navales de patrulla y vigilancia marítima”, mejorando la capacidad del país para enfrentar amenazas como el narcotráfico, la pesca ilegal, y otras actividades ilícitas en la Zona Económica Exclusiva (ZEE).
Además, el documento de inversión destaca que estos buques modernos permitirán a la Marina coadyuvar en el sostenimiento de la seguridad nacional, así como en la protección de actividades de investigación científica y recreativas. También fortalecerán la soberanía del Estado mexicano en el mar, en concordancia con las responsabilidades internacionales del país.
Con esta inversión estratégica, México da un paso decidido hacia la renovación de su flota oceánica, apuntalando tanto la defensa de sus intereses marítimos como el desarrollo de su industria naval nacional.
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México aspira construir siete nuevos buques de vigilancia oceánica para modernizar su flota naval |