El presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, anunció el martes que su ejército había realizado recientemente la primera prueba con éxito de un misil balístico de producción nacional. Su anuncio en Kiev se produjo tras dos noches consecutivas de bombardeos rusos a gran escala en toda Ucrania, que causaron la muerte de varias personas y destrozaron infraestructuras energéticas.
“Se ha producido una prueba positiva del primer misil balístico ucraniano. Felicito a nuestra industria de defensa por ello. No puedo dar más detalles sobre este misil”, declaró en una rueda de prensa con decenas de medios de comunicación celebrada en la capital ucraniana.
Ucrania ha intentado desarrollar su propia industria armamentística y fomentar la producción militar en su propio territorio como parte de sus esfuerzos por depender menos de la ayuda militar occidental.
El pasado sábado, con motivo de la celebración del trigésimo tercero aniversario de la independencia de Ucrania, Zelensky declaró que sus fuerzas habían desplegado en combate por primera vez un “cohete teledirigido” de largo alcance de fabricación ucraniana llamado Palianytsia.
Zelensky también insistió en la urgencia de que sus aliados occidentales le permitan golpear objetivos militares situados dentro de Rusia con el armamento de largo alcance que le envían a Ucrania. Ucrania ha recibido misiles de países como Francia, Reino Unido o EE.UU. misiles de largo alcance SCALP/T, Storm Shadow o ATACMS que no puede utilizar contra objetivos situados dentro de Rusia por miedo de sus socios a la posible reacción de Moscú.
Ante esta situación, Kiev ha de recurrir a armamento de fabricación propia que desarrolla a contrarreloj en medio de la guerra para poder alcanzar zonas de Rusia alejadas de su frontera.
El anuncio de Zelensky marca un avance crucial en el desarrollo del misil balístico Grom-2, un sistema que plantea interrogantes sobre su posible uso contra objetivos situados en las profundidades del territorio ruso. Este avance estratégico se produce en un momento en que Ucrania sigue reforzando su arsenal en medio del conflicto en curso con Rusia, mientras que las naciones occidentales debaten el alcance del apoyo militar a Kiev.
El sistema de misiles Grom-2 se destaca por su capacidad para realizar ataques de alta precisión a distancias de hasta 500 kilómetros, lo que lo posiciona como una amenaza directa para objetivos estratégicos dentro de Rusia, incluyendo la región de Moscú. Montado sobre un chasis de camión todo terreno, el Grom-2 ofrece movilidad operativa en diversas condiciones, lo que le permite desplegarse rápidamente. Esta versión del Grom-2 supera el alcance de 280 kilómetros del sistema original, el cual fue diseñado para atacar instalaciones militares como bases aéreas y centros de mando.
Simultáneamente, Ucrania ha implementado una estrategia para neutralizar los sistemas de vigilancia y defensa rusos, maximizando la efectividad de sus ataques con misiles de crucero. Un ejemplo reciente de esta táctica se dio el 4 de octubre de 2024, cuando las fuerzas ucranianas destruyeron un radar móvil Nebo-M ruso, utilizando un misil ATACMS de fabricación estadounidense. Estos radares, diseñados para detectar amenazas balísticas, han sido objetivos prioritarios para debilitar las capacidades de defensa aérea de Rusia, especialmente en las regiones del sur y este de Ucrania.
Según el Estado Mayor ucraniano, aproximadamente un tercio de la flota de radares Nebo-M de Rusia ha sido afectada desde la escalada del conflicto, dejando operativas menos de diez unidades. Esta reducción de los sistemas de defensa rusos facilita los ataques con misiles de crucero Storm Shadow y SCALP-EG, suministrados por el Reino Unido y Francia respectivamente, que han demostrado su precisión en anteriores operaciones, como el ataque en 2023 al submarino ruso Rostov-on-Don en Crimea.
Implicaciones del Grom-2 y el apoyo occidental
El desarrollo y empleo de sistemas de misiles como el Grom-2 permite a Ucrania ejercer presión militar sobre la infraestructura rusa sin depender exclusivamente del armamento occidental, una ventaja estratégica importante en el contexto de la guerra. Sin embargo, las potencias de la OTAN se mantienen cautelosas ante la posibilidad de involucrarse de manera más directa, temiendo represalias rusas contra sus territorios si proporcionan armamento de mayor alcance a Ucrania.
El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, ha instado repetidamente a los países occidentales a levantar las restricciones sobre el envío de armas de largo alcance. Las recientes operaciones ucranianas en regiones rusas como Kursk, Bélgorod y Crimea subrayan la necesidad de sistemas ofensivos de largo alcance para disuadir y responder a los ataques rusos. En este contexto, el Grom-2 tiene el potencial de convertirse en un activo clave para Ucrania, al permitirle alcanzar objetivos estratégicos dentro de Rusia sin depender del armamento occidental.
A pesar de su potencial, persisten interrogantes sobre la capacidad de Ucrania para producir y desplegar el Grom-2 a gran escala. El sistema de misiles requiere una logística compleja y costosa, y aunque cuenta con el respaldo de Occidente, la industria de defensa ucraniana enfrenta dificultades para aumentar su producción. Además, algunos informes sugieren que el Grom-2 podría ser vulnerable a los sistemas de defensa aérea avanzados de Rusia, como el S-400, lo que podría limitar su efectividad contra objetivos fuertemente protegidos.
En cuanto a su alcance, se debate si el Grom-2 puede alcanzar entre 500 y 700 kilómetros, mientras Ucrania trabaja para desarrollar capacidades de ataque que se extiendan hasta los 1,000 kilómetros. No obstante, este alcance sigue siendo inferior al de otros sistemas de misiles estratégicos, lo que podría limitar la capacidad de Ucrania para golpear objetivos profundamente ubicados en territorio ruso.
El futuro del programa de misiles de Ucrania dependerá en gran medida de su capacidad para superar estos desafíos técnicos y logísticos, así como de las decisiones de sus aliados occidentales respecto al suministro de armamento más avanzado.
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Ucrania probó con éxito su primer misil balístico de producción propia |