Este viernes, cazas israelíes lanzaron una serie de ataques aéreos contra el cuartel general del grupo Hezbollah, ubicado en los suburbios del sur de Beirut. Estos bombardeos han sido los más intensos registrados en el último año de conflicto.
Las explosiones se escucharon por toda la capital libanesa y en áreas adyacentes, mientras enormes columnas de humo se elevaban desde la zona, visibles a grandes distancias. Este nivel de destrucción no se había visto en los seis bombardeos anteriores dirigidos a la misma área desde el inicio de los enfrentamientos.
El objetivo del ataque era el líder del grupo chií, Hasán Nasrala, según confirmaron fuentes de seguridad israelíes a la prensa hebrea bajo condición de anonimato.
Por su parte, el Ejército israelí emitió un comunicado en el que informó que sus fuerzas llevaron a cabo un ataque preciso contra la sede central de Hezbollah, que estaba ubicada bajo edificios residenciales en Beirut. Los bombardeos se concentraron en Dahye, un suburbio al sur de la ciudad que es un bastión clave del movimiento político y armado.
Este ataque marca el sexto bombardeo contra la zona desde que comenzaron los enfrentamientos el 8 de octubre de 2023, y el cuarto en apenas una semana.
Las autoridades israelíes están evaluando si Hasán Nasrala se encontraba en el cuartel general en el momento del ataque. Las explosiones destruyeron varios edificios y levantaron una densa nube de polvo sobre la capital libanesa. Sin embargo, hasta el momento no se ha hecho pública ninguna información oficial sobre los resultados del bombardeo o los objetivos alcanzados.
El portavoz del Ejército israelí, Daniel Hagari, declaró en una rueda de prensa minutos después del ataque: "Después de casi un año en el que Hezbollah ha lanzado cohetes, misiles y drones suicidas contra civiles israelíes, y de que Israel advirtiera al mundo sobre la amenaza, estamos haciendo lo que cualquier Estado soberano haría".
Hagari añadió:"Israel está tomando las medidas necesarias para proteger a nuestro pueblo, para que las familias israelíes puedan vivir de manera segura en sus hogares".
Este bombardeo coincide con una intensa campaña militar israelí en el sur y este del Líbano, zonas con gran presencia de miembros y simpatizantes de Hezbollah. Desde el inicio de la ofensiva el lunes pasado, los ataques han causado más de 700 muertos y han desplazado a unas 120.000 personas.
Pocas horas antes el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, prometió ante la ONU que seguirá atacando a Hezbolá en Líbano.
En un discurso ante la Asamblea General de la ONU, en Nueva York, que fue boicoteado por varias delegaciones, Netanyahu afirmó que "Israel no tiene otra opción" y continuará sus operaciones contra Hezbolá hasta que todos los objetivos sean alcanzados.
El primer ministro libanés, Najib Mikati, instó a la comunidad internacional a impedir que Israel emprenda una guerra genocida contra su país. Cabe recordar Hezbolá abrió un frente contra Israel en solidaridad con Hamás, blanco de una ofensiva israelí en la Franja de Gaza desde el ataque terrorista de sus milicianos en el sur de Israel el 7 de octubre.
En casi un año de violencia, más de 1.500 personas han muerto en Líbano, según las autoridades libanesas, un balance que supera al de la guerra de 2006 entre Israel y Hezbolá, que dejó 1.200 muertos en Líbano y unos 160 en Israel.
Ataques aéreos israelíes golpean el cuartel general de Hezbollah en Beirut |