337 personas que se dirigían a México desde Frankfurt, Alemania, a bordo de un avión de la aerolínea Condor, tuvieron una parada inesperada después de que una taza de café que se derramara en la cabina del aparato en pleno vuelo.
El accidente causó una “pequeña cantidad de humo”, según informó la misma aerolínea. Como consecuencia el Airbus A330-243, debió aterrizar de urgencia en el aeropuerto de Shannon, Irlanda.
De acuerdo con la División de Investigación de Accidentes Aéreos, al piloto de 49 años, que tiene más de 13.000 horas de experiencia de vuelo, la tripulación de cabina le había dado una taza de café sin tapa y accidentalmente lo volcó cuando el avión volaba sobre el Océano Atlántico Norte, con 11 tripulantes y 326 pasajeros.
Parte del líquido se derramó sobre el panel de control de audio, que se calentó mucho y produjo humo y un olor a quemado. El daño causó “dificultades de comunicación significativas para la tripulación de vuelo” y los obligó a usar máscaras de oxígeno, según el informe.
Como si esto fuera poco, la situación empeoró después, cuando la unidad de control de audio del lado del copiloto se calentó también y uno de sus botones se empezó a derretir.
Tras estos dos hechos, el piloto al mando decidió cambiar el rumbo del avión y dirigirse a Irlanda, ya que las fallas de audio produjeron dificultades con la comunicación. El piloto al mando no podía escuchar o mandar transmisiones. Solo podía escuchar transmisiones por el altavoz del copiloto. En el viaje a Irlanda, la tripulación del vuelo utilizó oxígeno suplementario.
La Subdivisión de Investigación de Accidentes Aéreos dijo que no hubo heridos y que la aerolínea cambió sus procedimientos desde entonces para garantizar que se provean tapas para las tazas para los vuelos en todas las rutas.
“El operador también emitió un aviso de la tripulación de vuelo recordando a los pilotos que tengan cuidado con los líquidos”, dijo.
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