Los cinco cazabombarderos Super Etendard Modernizados (SEM) que el Gobierno de Argentina le compró a Francia están en camino hacia el país sudamericano: este jueves fueron despachados en un barco que arribaría alrededor del 10 de mayo. Estos aviones eran esperados para custodiar el espacio aéreo argentino durante la cumbre del G20 que se celebró en Buenos Aires a fines de 2018, pero su llegada se retrasó.
Junto a las aeronaves también fueron embarcados en el carguero “Lily Auerbach” numerosos repuestos, radades y un simulador para adiestramiento y calificación de los pilotos.
La compra se realizó bajo la modalidad de "Estado a Estado" por lo cual no fue necesario el llamado a licitación pública internacional. El Estado argentino debió desembolsar 15 millones de dólares para la adquisición de los cinco aviones usados y ahora deberá invertir otros 5 millones para ponerlos en condiciones operativas.
La compra a Francia incluye en el mismo envío piezas de recambio, radares, herramientas y un simulador para entrenar a los pilotos. Además, equipamiento para actualizar otros Super Etendard que posee la Armada argentina pero están sin volar en la Base Aeronaval Comandante Espora, de Bahía Blanca. Desde allí operarán también los cinco aviones que se incorporan.
A diferencia de la escasa cantidad de horas de vuelo remanentes de los aviones comprados ahora a Francia, varias de las unidades existentes en el país no fueron prácticamente usadas y si logran ser puestas en servicio tendrán una larga vida operativa por delante.
Argentina se quedó sin aviones interceptores supersónicos en 2015, cuando se dieron de baja los Mirage III de la Fuerza Aérea. Hoy en día, el control de los cielos depende de un número limitado de aviones de ataque A-4AR Fightinghawk y entrenadores Pampa, ambos subsónicos.
Los Super Etendard ahora adquiridos, que fueron retirados del servicio por la marina francesa en 2016 y corresponden a la versión “Modernisé”. En la información oficial no consta si se han comprado, o traerán en el futuro, misiles aire-aire. Este elemento sería crucial para darle al avión -que es principalmente de ataque- alguna capacidad de defensa aérea creíble.
Estos ejemplares fueron actualizados en distintas ocasiones a los largo de los últimos 30 años dotándolos de mejores sistemas de radar, electrónica y la capacidad de configurar su carga para una gama más amplia de misiones que su concepción original cómo avión de ataque naval.
El Comando de Aviación Naval de la Armada argentina operó la versión original de estos aviones desde 1980 y tuvieron una destacada actuación en la Guerra de Malvinas, en la que dispararon los cinco misiles AM-39 Exocet de los que disponía la Argentina, causando el hundimiento del destructor HMS Sheffield y el transporte SS Atlantic Conveyor.
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