El F-22 Raptor el avión de combate más avanzado del mundo, participó en una misión de bombardeo contra fábricas de heroína y otros puntos de infraestructura ligados al narcotráfico controladas por los talibanes en la provincia de Helmand, Afganistán. El incidente marcó la primera vez que un F-22 arrojó bombas en una misión de combate.
Los ataques se realizaron en conjunto con el ejército afgano e incluyeron el despliegue de cazas furtivos F-22 Raptor, bombarderos estratégicos B-52, así como piezas de artillería y lanzamisiles.
La elección para usar el avanzado F-22 en el bombardeo se debio a su capacidad de lanzar las bombas SDB (Small Diameter Bomb), un arma de precisión con una pequeña carga explosiva de 250 lb y que puede ser usada en áreas donde el objetivo esté rodeado de construcciones civiles.
El bombardeo hizo parte de la Operación Jagged Edge, una campaña para atacar la producción de drogas de los talibanes, quienes son uno de los principales productores de ese tipo de drogas y usan las ganancias de su venta para financiar su guerra de guerrillas contra el gobierno afgano y sus aliados estadounidenses.
El país produce el 85% de la heroína consumida en el mundo, y el grupo extremista islámico obtiene unos 200 millones de dólares al año por esta actividad, su principal fuente de financiación. La producción viene en aumento, según reportó un informe de la ONU.
La mayor parte de esta heroína es enviada a Europa y Canadá, y solo una pequeña cantidad llega a los Estados Unidos. Según el General de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos John Nicholson, hay entre 400 y 500 sitios de producción de drogas en el país asiático.
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