Un MV-22 Osprey del Cuerpo de Infantería de los Estados Unidos que participaba en la primera operación contra-terrorista ordenada por el presidente Donald Trump contra el grupo Al-Qaeda fue destruido luego que aterrizara de emergencia en Yemen.
La aeronave que tenía la misión de evacuar a los comandos de fuerzas especiales heridos en el ataque estadounidense, no pudo volar después del aterrizaje y fue destruido intencionalmente por aviones de la Fuerza Aérea de los EE.UU. para evitar que cayera en manos enemigas o fuera exhibido como trofeo de guerra por los terroristas.
En la operación efectuada a primeras horas del 29 de enero, un comando de operaciones especiales estadounidenses murió y otros tres resultaron heridos en un feroz tiroteo con los combatientes de Al Qaeda en el cuartel general de ese grupo terrorista en Yemen.
El ataque sorpresa que fue llevado a cabo por comandos del Equipo SEAL 6 de la Marina de los Estados Unidos en la provincia de Bayda, dejó como saldo 14 terroristas muertos y fuentes extraoficiales dan cuenta de 16 civiles muertos víctimas del fuego cruzado.
El alto funcionario estadounidense, que habló bajo la condición de anonimato para discutir los detalles operativos, negó los informes de la región de que mujeres y niños civiles estaban entre los muertos.
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