Como magnates y a bordo de un lujoso avión privado Dassault 2000 de fabricación francesa, llegaron a Colombia los máximos jefes de la Farc para participar en la Décima Conferencia Guerrillera que ratificará los acuerdos de Paz con el Gobierno pactados en la mesa de negociación en Cuba.
Timochenko y los demás miembros del secretariado aterrizaron en territorio colombiano en el municipio de La Macarena en el departamento de Meta, donde la opulenta aeronave -usada generalmente por altos ejecutivos de grandes compañías multinacionales- causó sorpresa e indignación.
Este hecho generó una lluvia de críticas en las redes sociales, donde ciudadanos expresaron fuertemente su voz de descontento al ver los máximos jefes de las Farc gozar de lujos y excentricidades en medio del proceso de paz, sin haber entregado las armas, reparado a sus víctimas o por lo menos pedir perdón.
La pomposa aeronave en la que viajaron los jefes guerrilleros desde el Aeropuerto José Martí de Cuba es un jet privado Dassault 2000, registrado con la matrícula colombiana HK-5068 y perteneciente a la compañía Helistar; la misma empresa que alquila frecuentemente al gobierno nacional sus helicópteros Mi-17 en los que se desplazan los guerrilleros dentro del país.
Dicha aeronave cuenta con una capacidad de transportar 10 pasajeros a una distancia de más de 3000 millas náuticas y tiene a bordo todos los lujos que un magnate o un alto ejecutivo puede requerir. Sus ilustres pasajeros pueden viajar cómodamente en sendos asientos tapizados en los más finos cueros, rodeados gabinetes y alfombras con elaborados acabados y un sistema de entretenimiento de última tecnología; lujos que -al parecer- se merecen personajes de la calaña de Iván Marquez o Timochenko, luego de bañar en sangre a Colombia, dejando miles de muertos y víctimas en 50 años de accionar terrorista.
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