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Este primero de noviembre, al conmemorarse 20 años de la toma de Mitú, se develará una placa conmemorativa, en la cual están plasmados los nombres de los 15 héroes del Ejército Nacional que fueron asesinados por las Farc.

El primero de noviembre de 1998, los pobladores de la capital del Vaupés despertaron en medio de disparos, ráfagas de ametralladora y explosiones causadas por los cilindros bomba lanzados por cientos de guerrilleros de las Farc, que tenían como principal objetivo destruir el cuartel de Policía y secuestrar a los uniformados que prestaban seguridad a los habitantes de Mitú. El ataque terrorista no dio en el blanco esperado, terminó en el colegio, el hospital y otros bienes protegidos por el Derecho Internacional Humanitario. Esta sangrienta toma cobró la vida de varios civiles, a quienes la guerrilla no les respetó su condición de personas protegidas en medio del conflicto.

Al cumplirse 20 años de este cruento episodio de terror, y que tristemente marcó por su barbarie la historia de Colombia, los pobladores y uniformados que vivieron en carne propia estos hechos recuerdan lo ocurrido con la esperanza de que no vuelva a repetirse y de que la memoria perdure como principal testigo de lo que fue aquel día. En el evento conmemorativo se inaugurará un monumento para mantener viva la memoria de los policías asesinados y de aquellos que fueron secuestrados, así como de los militares y de los civiles que también fueron víctimas. Los actos estarán presididos por el señor ministro de la Defensa Nacional, la ministra del Interior, el comandante de la Cuarta División y demás autoridades civiles y militares del Vaupés.


Según testigos, hacia las cinco y treinta de la mañana inició el ataque. La población quedó rodeada de la guerrilla que ocupó de inmediato la pista de aterrizaje para evitar la llegada de refuerzos por parte de la Fuerza Pública. La primera acción de las Farc-EP fue asesinar a todos los miembros de la Policía Nacional que se encontraban patrullando afuera de la estación.
Al notar la resistencia de la Policía ante los ataques, los subversivos iniciaron una embestida con cilindros bomba, para destruir la infraestructura de la estación y obtener un mayor número de bajas. Para la tarde de ese domingo, 24 bachilleres auxiliares de la Policía habían sido secuestrados, la mayoría de ellos fueron sacados de sus casas en las primeras horas del ataque.

Los testimonios de la población señalan cómo las aeronaves de la Fuerza Aérea, a pesar de brindar apoyo inmediato, no pudieron aterrizar debido al ataque continuo de los subversivos desde la pista de aterrizaje, y también cómo los helicópteros debieron dirigirse hacia Brasil para reabastecerse de combustible, tras recibir la autorización de ese gobierno. Las tropas del Ejército desembarcaron en la carretera, pero fueron atacadas por la guerrilla que estaba preparada para emboscarlos; entonces, la estrategia debió replantearse de inmediato, y eso significaba desembarcar mucho más lejos, en el kilómetro 22.

La toma guerrillera se extendió por tres días. Para el martes, alrededor de las tres de la tarde, el alcalde de Mitú y el inspector de Policía fueron testigos de la destrucción. La población estaba incomunicada, los edificios de gobierno fueron destruidos, y cuando hacían el recorrido para cuantificar las pérdidas, las escenas de dolor seguían apareciendo, en una de las calles hallaron a un diputado y a sus dos hermanos muertos. Posteriormente se conoció que los diputados de la Asamblea Departamental eran para las Farc un objetivo militar. La Caja Agraria había sido destruida y en la estación de la Policía, luego de tres días, yacían los cuerpos de los uniformados. La pista de aterrizaje seguía custodiada por la guerrilla.

Las Fuerzas Militares estaban cada vez más próximas a Mitú. La Operación Vuelo de Ángel para recuperar la soberanía y salvaguardar a la población ya estaba en proceso. Tropas del Batallón de Contraguerrillas n. 52 y de la Brigada Móvil n. 3 lograron evacuar a los heridos y poner a salvo a la gran mayoría de las personas que había quedado atrapada en medio del ataque. Esa misma población en medio del llanto salió a recibirlos con la alegría de saber que ya habían llegado, de que su Ejército Nacional estaba para respaldarlos y protegerlos.

Para el Gobierno nacional, el propósito de las Farc-EP de atacar y tomar a sangre y fuego Mitú respondía a una estrategia de nivel nacional e internacional: querían mostrar su capacidad de derrotar al Estado colombiano, poniendo incluso en tela de juicio la capacidad de mantener la institucionalidad. No obstante, el desarrollo operacional ejecutado por las Fuerzas Militares les había demostrado la capacidad y coordinación para no solo recuperar esta capital, sino para enfrentar las amenazas que se sobrevinieran para Colombia o su gobernabilidad.

Es de anotar que para ese período, esta guerrilla recurrió al secuestro masivo de miembros de la Fuerza Pública, así como de la población civil para luego de varios días proceder a su liberación ante medios extranjeros y la Cruz Roja Internacional, a fin de mostrarse como respetuosos de los derechos humanos.
Hoy, luego de 20 años de aquel episodio violento, el departamento del Vaupés tiene un horizonte que vislumbra paz, tranquilidad y progreso. Todo esto gracias al trabajo de la Cuarta División que, a través de la Trigésima Primera Brigada, ha realizado en los últimos 5 años más de 300 jornadas de apoyo al desarrollo, jornadas de salud con diferentes especialidades médicas, jornadas lúdico-deportivas y jornadas de prevención, que han beneficiado a más 200.000 habitantes del departamento. Sumado a esto se resaltan los continuos esfuerzos que se hacen para mejorar vías, parques, zonas de recreación, infraestructura y escuelas.

Además de las evacuaciones y atenciones médicas que se brindan en los lugares más distantes de los centros urbanos del departamento, el Ejército Nacional apoya con vuelos aéreos constantes para que jóvenes del Vaupés accedan a su educación superior en universidades del centro del país. Así mismo, ha donado computadores, tablets, más de 50.000 libros y pupitres, con el propósito de apoyar el proceso educativo de los niños y jóvenes. 

También se han implementado y ejecutado proyectos productivos y, finalmente, lo más importante, nuestros Héroes han preservado sus legados culturales, a fin de mantener las tradiciones indígenas que enriquecen el patrimonio autóctono y cultural del Vaupés.

El Ejército Nacional en esta zona del país ha trabajado incansablemente por cuidar y proteger a las comunidades que lo integran. Por esa razón, está seguro de que hoy, en el corazón de cada vaupense se guarda con alegría la imagen de que cada hombre o mujer militar ha trabajado y seguirá luchando para que nunca más se repita el mal momento acaecido el primero de noviembre de 1998.

Los Héroes no se lloran, se honran; por eso, hoy se rinde un sentido homenaje a los 16 policías, 14 militares y 11 civiles que fueron asesinados en Mitú.

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