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Israel lanzó un ataque selectivo en la mañana del pasado viernes contra objetivos en Irán, según informaron medios y autoridades de Estados Unidos. Funcionarios estadounidenses confirmaron que un misil israelí no identificado impactó en territorio iraní.

El objetivo del ataque fue un sistema de defensa aérea S-300 de Irán ubicado en Isfahán, el cual tenía la misión de proteger su sitio nuclear de Natanz. El sistema radar fue destruido por misiles balísticos lanzados desde el aire, disparados desde fuera del espacio aéreo iraní.

Medios como The New York Times y Fox News informaron que Israel fue responsable del ataque, aunque las autoridades de Jerusalén no han confirmado ni negado su participación. Hasta el sábado, no se había determinado si aviones no tripulados también estuvieron involucrados en el ataque.

Reportes internacionales sugieren que los misiles podrían haber sido lanzados desde territorio iraquí, ya que se encontró una etapa inicial de un misil israelí en ese país. Este ataque estratégico busca enviar un mensaje a Irán: que sus instalaciones nucleares, como Natanz, podrían estar en riesgo en el futuro.

A diferencia de otros ataques que han afectado instalaciones nucleares iraníes reconocidas por la Agencia Internacional de Energía Atómica, inspectores independientes no han podido verificar los daños en el sistema de defensa S-300, ya que Irán ha mantenido el acceso restringido a la zona.

La pérdida del S-300 es significativa, ya que es el sistema antiaéreo más avanzado de Irán, por el cual presionó durante años a Rusia para su adquisición. Sin embargo, este ataque puede considerarse menos perjudicial que el anterior ataque israelí de febrero de 2022, que destruyó gran parte de la flota de drones de Irán.

A pesar de todo, este ataque no afectó directamente el programa nuclear de Irán, lo que sugiere que no ha sufrido un retroceso significativo.

El hecho ocurre menos de una semana después de que Irán lanzara más de 300 drones y misiles contra Israel, que ese país repelió con la Cúpula de Hierro, su sistema de defensa antimisiles, y el apoyo de países aliados como EE.UU., Reino Unido y Jordania.

Este ataque sin precedentes fue una respuesta al bombardeo del consulado iraní en Damasco (Siria), ocurrido el pasado 1 de abril y en el cual 13 personas fallecieron, entre ellas dos altos mandos de la Guardia Revolucionaria. El régimen de los ayatolás atribuyó el ataque a Israel, aunque este no lo ha reivindicado.

¿Cual sería el misil usado?

Hasta el momento no se conoce con qué armamento Israel atacó en profundidad a Irán, pero imágenes de la primera etapa del aparato encontradas en Irak dan cuenta de que puede ser el nuevo misil aire-tierra de largo alcance diseñado para destruir objetivos en zonas subterráneas muy defendidas como el ROCKS de Rafael Advanced Defence Systems.

Este nuevo misil está equipado con una ojiva de penetración o fragmentación capaz de destruir objetivos sobre la superficie o en la profundidad de la tierra en áreas muy defendidas. Puede usarse contra objetivos de calidad, ya sean estacionarios o móviles, e incluso en arenas donde el enemigo usa contramedidas contra los sistemas GPS.

"El Rocks usa su INS/GPS para la navegación a mitad de curso mientras que el rastreo del objetivo se realiza utilizando su buscador EO y algoritmos avanzados de procesamiento de imágenes, que aseguran golpear a los objetivos con gran precisión, superando el bloqueo del GPS" asegura el fabricante.

El misil se lanza desde una distancia significativo, mucho más allá de las áreas de cobertura de los sistemas de defensa aérea del enemigo y realizan una trayectoria de alta velocidad hacia el objetivo, reduciendo la exposición de la aeronave y mejorando las posibilidades de alcanzar objetivos con éxito.
Israel atacó una base militar en Irán con un misil secreto nunca antes visto
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