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Las Fuerzas Armadas de Ucrania derribaron el pasado 12 de marzo un moderno helicóptero de ataque Kamov KA-52 Alligator de la Fuerza Aérea de Rusia. Estas aeronaves han estado operando en apoyo de las fuerzas terrestres desde el pasado 24 de febrero cuando el presidente ruso Vladimir Putin ordenó la injustificada operación militar contra el país europeo.

El hecho se presentó al sur del país, en la región de Kherson, cuando la aeronave de última generación atacaba posiciones ucranianas. El moderno y poderoso helicóptero especializado en combate fue derribado por soldados equipados con misiles de corto alcance disparados desde el hombro (MANPADS) pertenecientes a la Defensa Aérea de Ucrania, una unidad que luego de 19 días de enfrentamientos y constantes bombardeos contra su infraestructura, todavía sigue demostrando su relevancia y efectividad en el teatro de operaciones.

El KA-52 derribado (número de serie RF-13409) estaba tripulado por dos ocupantes, los cuales fallecieron luego que la aeronave se precipitara a tierra en llamas e impactara contra el terreno.

Con este 'Alligator' derribado, las Fuerzas Aerospaciales Rusas ya han perdido cuatro helicópteros de este tipo en lo corrido de la guerra, los cuales se suman a 3 helicópteros Mi-8 destruidos, 8 helicópteros de ataque Mi-24 / Mi-35 derribados, y un Mi-28 'Havoc'.

Mientras los combates continúan, los países de occidente continúan enviando armamento de todo tipo a los defensores ucranianos entre los que se destacan misiles antiaéreos y más de 16.000 cohetes y sistemas antitanque.
Ucrania derribó un poderoso helicóptero de ataque Ka-52 'Alligator' ruso en Kherson.
”Vamos a seguir suministrando armas, todas las que podamos”, declaró en Antalya (Turquía) este sábado Josep Borrell, alto representante de la Unión Europea (UE) para la política exterior y de seguridad. Y añadió: “Vamos a seguir presionando a Rusia. Ayer se adoptó otro paquete de sanciones. Y se va a continuar haciendo las cosas que se pueden hacer: armar a Ucrania y sancionar a Rusia”.

La ayuda europea complementa la de Estados Unidos. La Casa Blanca anunció el sábado un envío de armas para la defensa de Ucrania valorado en 200 millones de dólares. El paquete incluye misiles antitanque Javelin y misiles antiaéreos Stinger, y se suma al envío de armamento por valor de 350 millones de dólares que la Administración de Biden aprobó el mes pasado. Washington gastó en el último año 1.200 millones en armar al ejército ucranio.

Según The New Tork Times, los misiles pertenecen a los arsenales militares que Estados Unidos tiene en Europa. Primero se mandan por aire a países con frontera con Ucrania, como Polonia o Rumania, desde donde viajarán a su destino final por carretera. En estos envíos de armas, Washington ha operado en sintonía con la OTAN desde que comenzó la guerra, hace ya tres semanas.

Los analistas geoestratégicos consideran que el refuerzo de los arsenales ucranios por parte de los aliados está siendo crucial para ralentizar la invasión rusa, que se preveía relámpago y que desde hace días parece congelada a las puertas de Kiev, la capital. “Sin esta ayuda militar en armas, Ucrania difícilmente podría haber seguido resistiendo”, corroboró Borrell.

La esperanza occidental es que la combinación de sanciones masivas a Rusia y de ayuda armamentística a Ucrania eleve hasta niveles insoportables para Putin los costes de la invasión. Y le lleven a reconsiderar su posición y aceptar un alto el fuego y una negociación con Kiev

La doctrina occidental se resume en el apoyo total a Ucrania, pero sin participar con militares propios en la guerra. De ahí el rechazo, por parte de la OTAN, a establecer la zona de exclusión aérea que pide el presidente ucranio, Volodímir Zelenski: mantenerla pondría a los aviones aliados en la situación de tener que derribar aviones rusos que la violaran.

El temor es la confrontación directa entre países dotados de armas nucleares, una situación inédita entre potencias mundiales y de consecuencias imprevisibles. La compleja aplicación de esta doctrina explica el embrollo diplomático-militar, esta semana, entre EE UU y Polonia, un aliado fronterizo con Ucrania y con el enclave ruso de Kaliningrado.

Polonia ofreció ceder su treintena de cazas de fabricación soviética para que los pilotos ucranios, que están familiarizados con su uso, los emplearan contra Rusia. El plan, que preveía enviar los aviones desde una base estadounidense en Alemania, se dio de bruces con la oposición del Pentágono, que consideró que el gesto podría acarrear una escalada indeseada del conflicto.

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