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Este viernes 4 de octubre, en la Base Aérea Reconquista se cerró una página de la historia de la Fuerza Aérea argentina: oficialmente y con presencia del alto mando militar del país se dieron de baja los aviones de ataque IA-58 Pucará, los cuales serán modificados para cumplir misiones de reconocimiento y renacerán con el promisorio nombre de IA-58 Fénix.

La salida de servicio de esa primera versión del Pucará empezó con la revista de efectivos formados y la entonación del Himno Nacional. Luego se llevó a cabo una invocación religiosa, se homenajeó a todo el personal de los IA-58 Pucará caído en la Guerra de Malvinas, y se hizo un emotivo minuto de silencio. En total, la Fuerza Aérea tuvo 55 muertos en Malvinas, la mayoría pilotos.

El acto final de despedida fue presidido por el secretario general de la Fuerza Aérea, Brigadier Fabián Horacio Otero, con la presencia del Intendente de la Ciudad de Reconquista, Amadeo Enrique Vallejos; el director general de Investigación y Desarrollo, brigadier César Cunietti; y el jefe de la III Brigada Aérea, comodoro Darío Luis Quiroga, entre otras autoridades civiles y militares.

Como parte de los actos de despedida, el pasado 21 de septiembre comenzó la navegación final de IA-58 Pucará en configuración de ataque, que consistió en un recorrido por la I Brigada Aérea El Palomar, la IX Brigada Aérea de Comodoro Rivadavia, la VI Brigada Aérea de Tandil y la Escuela de Aviación Militar de Córdoba, para culminar en su unidad de origen, la III Brigada Aérea de Reconquista, Santa Fe.

Tras 44 años de servicio, en cada arribo a cada unidad, dos aeronaves IA-58 Pucará junto a sus tripulaciones fueron recibidas por el personal local para participar de una ceremonia conmemorativa. En la oportunidad, diversos veteranos de guerra -entre ellos el comodoro retirado y veterano de Malvinas José Luis Pontecorvo-, tuvieron el honor, luego de muchos años, de realizar vuelos de cortesía, rememorando las acciones vividas durante el conflicto del Atlántico Sur.
En todas las ceremonias, las palabras alusivas estuvieron a cargo del jefe del Grupo 3 de Ataque, comodoro José Gianotti: "Queremos compartir esta satisfacción del deber cumplido con ustedes, con nuestros superiores, pares y subalternos, con la Patria y con nuestros héroes de Malvinas, que combatieron con bravura, entregando sus vidas sin pedir nada. Traemos nuestro Pucará como homenaje a ellos, y con él traemos 44 años de servicio a la Patria, testimonio elocuente de su efectividad, robustez y eficacia", agregó.

Sobre el IA-58 Pucará

El IA-58 Pucará fue diseñado y construido en la entonces Fábrica Militar de Aviones (FMA), hoy Fábrica Argentina de Aviones "Brigadier San Martín" SA (FADEA) de la ciudad de Córdoba; donde fue diseñado como un avión para apoyo de fuego aéreo cercano y de reconocimiento ofensivo, de gran maniobrabilidad, con dos motores turbohélice, cabina biplaza en tándem de asientos eyectables y capacitado para transportar gran cantidad de armamento. Su nombre en quechua significa "Fortaleza"

Realizó su vuelo inaugural, en 1969, en las instalaciones de la Fábrica Militar de Aviones y la etapa de producción duró entre 1974 y 1999, alcanzando un total de 107 aeronaves construidas. En la Fuerza Aérea Argentina el sistema de armas ha estado operativo desde 1975, manteniéndose en servicio a lo largo de 44 años. La Argentina exportó aviones Pucará a Uruguay, Colombia y Sri Lanka. 

Desde la III Brigada Aérea de Reconquista, el Pucará "ha sido desplegado para integrar ejercitaciones propias o combinadas con otras fuerzas nacionales, como así también, para conformar escuadrillas operativas a órdenes de las Fuerzas de Tareas Conjuntas de Control Aeroespacial, en misiones que incrementen la vigilancia y el control ante la presencia de tránsitos aéreos irregulares".

Estas naves tuvieron una participación importante en la Batalla Aérea de las Islas Malvinas, desplegados desde el Grupo 3 de ataque y operando en la Base Aérea Militar Cóndor, en Puerto Darwin, donde desempeñaron misiones de exploración, apoyo cercano a la tropas, escolta armada de helicópteros, exploración marítima y ataque a posiciones de artillería, logrando el derribo de un helicóptero inglés.

Durante el Conflicto del Atlántico Sur, el IA-58 Pucará alcanzó y superó "con creces todos los límites para los que había sido diseñado a mediados de los '60". La legendaria robustez de la cual hacia gala, había protegido a sus pilotos de la lluvia de proyectiles que los cubrían en cada incursión que efectuaban sobre la cabeza de playa en el estrecho de San Carlos, así como también al cerrarse el cerco de las fuerzas británicas sobre la Base Aérea Militar Cóndor, en el istmo de Darwin.

Las misiones características de apoyo de fuego aéreo cercano y de reconocimiento ofensivo fueron ocasiones en las cuales demostró su eficacia y precisión. Cabe destacar que, al momento que la fragata HMS Ardent se encontraba batiendo con fuego de cañones a las posiciones argentinas en Darwin, fueron los Pucará quienes encontraron y destruyeron las posiciones británicas terrestres que reglaban el fuego de la letal fragata. Esa acción hizo que los aviones británicos buscaran a nuestras aeronaves de ataque para neutralizarlas y permitir el guiado del cañoneo.

En ese terrible encuentro, un Sea Harrier FRS 1 tuvo que efectuar tres corridas de tiro con sus cañones Aden de 30 mm para poder derribar al avión del, en aquel entonces Mayor Carlos Tomba, que de todas maneras pudo eyectarse y salvar su vida gracias a la solidez de su aeronave.

Otra prueba de la resistencia estructural de esta nave argentina, se da con el recuento de los impactos sufridos el 28 de Mayo de 1982, por el IA-58 matrícula A-537, en ocasión de efectuar tareas de apoyo de fuego sobre las tropas inglesas que atacaban Darwin. Dicha aeronave piloteada por el Capitán Roberto Vila, contaba con más de cincuenta impactos, solo en el blindaje de la zona de cabina y, a pesar de ello, siguió volando y regresó de manera segura a su base de despliegue.

Otra de sus características más notables es su soberbia maniobrabilidad a bajas velocidades, lo que la convierte en un letal “cazador de helicópteros”. En efecto, la sección conformada por los Tenientes Miguel Giménez y Roberto Cimbaro logró derribar ese 28 de mayo, al menos un helicóptero “Scout” británico, haciendo que un segundo se diera a la fuga sin poder completar su misión de traslado de Royal Marines a la línea de contacto.

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