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La Fuerza Aérea de Estados Unidos dejará de usar uno de sus primeros drones de combate, el MQ1-Predator, un avión que proporcionó una herramienta incomparable de vigilancia del campo de batalla. Con la incorporación de armamento, el vehículo impulsó la era no tripulada al permitir los ataques aéreos por control remoto.

La Fuerza Aérea empezó a usar su primer Predator, el RQ-1, un modelo de reconocimiento, en 1996. Seis años después armó el avión con la incorporación de dos misiles Hellfire. El gobierno del presidente George W. Bush lo puso en servicio en Afganistán (y luego en Irak) después de los atentados terroristas de 2001 y su uso se aceleró durante la gestión del presidente Barack Obama.

La creciente dependencia de los drones como herramienta de vigilancia que también daba muerte a militantes -y, por accidente, a centenares de civiles, lo que se calificó de daño colateral- concitó atención, críticas y cuestionamientos sobre su legalidad.

Como en el caso de los constantes avances técnicos de productos de consumo como los teléfonos inteligentes, también los drones han evolucionado, y han aumentado su tamaño, velocidad, calidad de cámara, durabilidad, y también su letalidad. El hermano mayor del Predator, el MQ-9 Reaper, es un ejemplo de ese avance, y ahora será el arma principal del arsenal aéreo no tripulado del Pentágono.

En la jerga militar, el Reaper, que se empezó a usar en 2007, es un "avión de inteligencia, vigilancia y reconocimiento (ISR, por las siglas en inglés) persistente para múltiples misiones". Eso significa que puede funcionar durante períodos prolongados -unas 27 horas ininterrumpidas- para observar y transmitir imágenes de un lugar específico al tiempo que también lanza misiles guiados por láser para destruir objetivos. El Reaper, fabricado por General Atomics Aeronautical Systems Inc., que tiene sede en San Diego, puede volar a 370 kilómetros (230 millas) por hora a alturas de hasta 15,200 metros (50,000 pies) y con una autonomía de más de 1,770 kilómetros (1,100 millas). El Predator, que data de mediados de la década de 1990, puede mantenerse en vuelo sólo durante unas 24 horas, tiene una velocidad crucero de apenas 135 kilómetros (84 millas) por hora y un techo de 7,600 metros (25,000 pies). Su autonomía, una variable crucial para el uso estratégico, es de 1,240 kilómetros (770 millas).

El Reaper también se usa para proporcionar apoyo aéreo a las tropas terrestres, algo que antes era patrimonio exclusivo de aviones de combate como el A-10 Thunderbolt. General Atomics vende el Predator y el Reaper a aliados de EE.UU.

El dron, sin embargo, ha sido objeto de controversia porque se lo sigue usando para dar muerte a blancos específicos en la era de baja intensidad bélica posterior al 11 de septiembre. El año pasado el gobierno de EE.UU. dijo que murieron entre 64 y 116 civiles en 473 ataques aéreos estadounidenses fuera de Afganistán, Irak y Siria desde 2008 -cuando fue electo Obama- hasta fines de de 2015. Los ataques dieron muerte a 2,581 combatientes, dijo el gobierno. Las cifras comprenden muertos en ataques de drones y de aviones tripulados.

El retiro del Predator, explicaron las fuerzas armadas, será una medida de eficiencia de costos. Está previsto que los vuelos del Predator terminen para el 1 de julio y que la transición hacia el Reaper se complete para el año próximo.

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