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ARC TNCIM Mario Alonso Villegas
Las Tenientes Alexandra Chadid y Yuli Quiroga operan Patrullera de Apoyo Fluvial que tiene la misión de combatir a guerrilleros. Foto: Santiago Saldarriaga / El Tiempo
(www.webinofmil.com // El Tiempo) - Abriéndose paso por las aguas del río Naya, el buque patrullero de apoyo fluvial ARC TNCIM Mario Alonso Villegas detecta desde el puente de mando a algunos guerrilleros mimetizados entre la espesa selva de esa zona del Pacífico, en límites entre Valle y Cauca.

La teniente Alexandra Chadid Santamaría, como segunda comandante del navío que respalda las decisiones del capitán de corbeta Luis Francisco Chacón, está atenta, con el radar y de los hombres bajo su mando, de los movimientos de los subversivos.

La tensión, mezclada con el calor y la humedad, también se siente en la sala de máquinas, donde, a sus 24 años, la ingeniera jefe del buque, la teniente Yuli Alexandra Quiroga, y seis suboficiales asumen las maniobras de combate que vienen practicando desde hace un año en los simulacros sobre el río.

Están pendientes de que no se presente ninguna avería si se llega a responder alguna ofensiva con cientos de disparos por minuto que las ametralladoras pueden emanar por los costados de la nave.

Ambas oficiales son las primeras en todo el país en operar y planear estrategias de combate con su capitán en la cadena de mando, en un buque de patrullaje fluvial de la Armada Nacional.

Ellas tienen bajo su responsabilidad las tácticas de guerra, Chadid como segunda en el mando y Quiroga como jefe de máquinas. Por eso, entre los demás 23 suboficiales y cadetes del sexo opuesto, estas oficiales no se pueden dar el lujo de pestañear ni de ser presas de los nervios. Confiesan que deben tener las mentes lúcidas, en caso de entrar en combate.

La quietud del río mantiene firme el buque, que lleva 11 años recorriendo los afluentes colombianos. Para estas mujeres de ‘acero’, eso ayuda a mantener el control de la situación, a diferencia del agite que provoca el mar abierto, en especial cuando las aguas del Pacífico están embravecidas.

Minutos después, los motores del ARC TNCIM Mario Alonso Villegas se escuchan con fuerza, mientras el gigante acorazado, de 38,4 metros de largo y 9,5 de ancho, sigue su trayectoria por el Naya, según las cartas de navegación que analiza la teniente Chadid Santamaría con su capitán de corbeta.

Las oficiales aún no se han enfrentado a los ataques de los subversivos, pero saben que el riesgo está latente porque casi a diario la guerrilla es sorprendida en inmediaciones de Guapi y del río San Juan, en Chocó, por donde la embarcación viene haciendo vigilancia.

Así transcurren algunas horas de la extenuante jornada de ambas oficiales en un campo en el que por lo general retumban voces de mando masculinas.

ARC TNCIM Mario Alonso Villegas
ARC TNCIM Mario Alonso Villegas, patrullera de Apoyo Fluvial -PAF-de segunda generación. Foto: Santiago Saldarriaga / El Tiempo
Un sueño compartido

“Es un reto”, como lo dice la ingeniera naval mecánica Quiroga, que ya conoce al derecho y al revés el funcionamiento de la embarcación por el que debe responder para preservar la vida de sus hombres.

Quiroga, una boyacense oriunda de Duitama, se cataloga como una mujer cuyo carácter recio lo forjaron los cuatro años en la Escuela Naval de Cadetes Almirante Padilla, en Cartagena.

De pequeña siempre soñó con ser ingeniera mecánica, pero aún más una ingeniera naval, capaz de sortear cualquier obstáculo, como el fuego enemigo, por defender a su país. Este sueño lo compartió con Chadid, una cartagenera que siguió los pasos de su padre al vincularse a la Armada.

Chadid estudió Ciencias del Mar. Luego de graduarse estuvo dos años en el buque de investigación ARC Malpelo. Eso fue en el 2005.

“Para estar todo ese tiempo por fuera hay que tener mucha entereza. Saber cómo enfrentarse a las situaciones de riesgo, como el mar mismo o, incluso, como la guerrilla. Pero también tenemos que madurar al saber enfrentar el encierro”, dijo Chadid Santamaría.

En el caso de la oficial Quiroga, ninguno de sus familiares ha estado en la Armada. Para ellos, verla vestida de camuflado, solucionando toda clase de irregularidades en el cuarto de máquinas y coordinando las acciones defensivas, en turnos de más de 12 horas que a veces se inician a las 4 de la mañana, los hace sentir orgullosos.

Ambas tenientes llegaron al buque de apoyo fluvial a mediados del año pasado y tienen la suficiente confianza como para defender la seguridad de la población por la que eligieron ponerse el uniforme y las botas.

Carolina Bohórquez
Corresponsal de EL TIEMPO
Guapi (Cauca)