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Alias "Mono Jojoy", el sanguinario jefe del ala militar de las FARC.
Tres oleadas de bombardeos que destruyeron el fortín levantado por las Farc en varias cuevas naturales en la sierra de La Macarena sacaron al ‘Mono Jojoy’ del refugio en el que se escondió durante los últimos meses.

A la 1 de la mañana de este jueves, casi 24 horas después de esos bombardeos de la FAC y del desembarco desde helicópteros de cerca de 400 de los mejores combatientes del Ejército, la Armada y la Policía, el Ministro de Defensa y los altos mandos en Bogotá recibieron la noticia que estaban esperando: el máximo jefe militar de las Farc había muerto. Fueron necesarios más de cuatro años de operaciones en una extensa zona entre Meta, Cundinamarca, Caquetá, Guaviare y Huila para cerrar el cerco sobre ‘Jojoy’.

La muerte del máximo jefe militar de las Farc, cuyo verdadero nombre era Víctor Julio Suárez, es el más duro golpe a esa guerrilla en toda su historia, por encima del que hace dos años acabó con la vida de ‘Raúl Reyes’ en la frontera con Ecuador. Con él desaparece el hombre que se ufanaba de haber “llevado la guerra a las ciudades” y el que estuvo detrás de varios de los peores crímenes de esa guerrilla.
Fue ‘Jojoy’ quien ordenó los atentados con carros bomba en las ciudades (el del club El Nogal, por ejemplo) y el que impulsó el uso de cilindros de gas como armas de guerra. También, el empleo intensivo del secuestro.

Sobre el refugio de ‘Jojoy’, que estaba rodeado de otros 12 campamentos en los que había unos 400 guerrilleros y que había sido reforzado con concreto para que resistiera las explosiones, cayeron al menos 30 ‘bombas inteligentes’ de más de 500 libras cada una.
Todas estaban dirigidas hacia coordenadas específicas en la vereda La Escalera, información que fue entregada por varios guerrilleros que recibirán parte de la recompensa de 5.000 millones de pesos que pesaba sobre la cabeza de ‘Jojoy’.

El Ministro de Defensa Rodrigo Rivera y el Alto Mando, dando parte de victoria a los Colombianos.

“A ‘Jojoy’ lo entregó su gente”, dijo el jueves en la noche el ministro Rodrigo Rivera. También hubo interceptaciones de comunicaciones y seguimientos a varias mujeres que, de cuando en cuando, se aparecían por el caserío de La Julia (Uribe, Meta) y se perdían luego hacia la Sierra. La suerte de ‘Jojoy’ se definió el pasado viernes, cuando durante su visita a la base de Larandia, en Caquetá, el presidente Juan Manuel Santos le dio luz verde a la operación.

Y desde el martes en la noche, el Cantón Norte de Bogotá se convirtió en el puesto de mando atrasado (en La Macarena estaba el puesto adelantado) que siguió minuto a minuto los vuelos de más de 72 aviones y helicópteros y los pasos de por lo menos 800 miembros de la Fuerza Pública, que finalmente llegaron, por aire y tierra, hasta el sitio donde se escondía uno de los hombres más buscados del planeta.

“Nunca había oído tanto plomo”, contó uno de los soldados que estuvieron en el sitio. Después del tercer bombardeo y de dos ametrallamientos desde el aire, los guerrilleros que cuidaban a ‘Jojoy’ intentaron moverlo por las redes de caminos que el mismo jefe guerrillero conocía a la perfección y que en más de una ocasión lo salvaron. ‘Jojoy’ estaba rodeado por anillos de seguridad de 20 hombres, distanciados por 30 metros entre grupos.

El Ministro de Defensa y el Alto Mando, siendo felicitados por sus colegas en el MinDefensa.

Pero para ese momento ya las Fuerzas Especiales habían copado el lugar, donde anoche seguían escuchándose explosiones y ráfagas. ‘Jojoy’ vestía un pantalón verde oliva y un poncho blanco y negro. Tenía una gran herida en la frente, aunque no se distinguía si por las esquirlas o por una bala. Su cuerpo estaba cubierto de lodo cuando fue encontrado por las tropas. Fueron nueve combates intensos a lo largo de todo el miércoles antes de que hubiera control total sobre el sitio.

Por la información de inteligencia, se sabe que tres de los hombres de confianza de ‘Jojoy’ -’Romaña’, ‘Carlos Antonio Lozada’ y ‘Mauricio’, miembro suplente del secretariado- estaban en el sitio y hay alta probabilidad de que también hayan muerto con su jefe y mentor.
El primero era recordado por las temidas ‘pescas milagrosas’ y la sangrienta toma de Mitú; y el segundo, porque era el jefe de las estructuras urbanas responsables de los atentados terroristas.

Además del durísimo golpe que reciben las Farc al perder a su ícono militar -a diferencia de otros del secretariado, no buscó refugio al otro lado de las fronteras-, también faltan por verse las repercusiones de la información que está en las 60 memorias electrónicas y 20 computadores que aparecieron en el sitio.

Con eltiempo.com / Fotos: MinDefensa